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domingo, 8 de abril de 2012

El tiempo será quien decida

Corrían todavía los años en que me obsequiaba con su profunda mirada día y noche, cuando aún me sorprendía de que antes del final de la jornada, siempre apareciera un nombre nuevo que añadir a la lista de personas cuya vida ella había cambiado sin quererlo. En decenas de ocasiones tuve la oportunidad de dejarme deslumbrar por los rostros de los intrépidos que se atrevieron a tratar de averiguar qué se escondía detrás de esos profundos ojos oscuros que, tanto tiempo después, me persiguen cada noche. En la memoria de aquellos gestos de taladradora impresión y de los días que muchos pasaron sin dormir me baso cuando la duda de quienes creen que perdí el juicio penetra en mi pensamiento.
Todavía no estoy seguro de si era su falta de humanidad el motivo de su indudable capacidad para impresionar a cualquiera, el carecer de esos defectos que nos atan cual abejas de un panal. En realidad no me importa reconocer que vivo anclado al pasado si mis esposas las forman el recuerdo de sus palabras, que aun llevándome al borde de la locura, me hacen entender que quizás solo merece la pena vivir por recordar cada sílaba que calculaba aquella mente infinita.
‘-¿Qué estás mirando? A veces creo que no me escuchas cuando te hablo.’



''La lástima es que estés tan loca''

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